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Análisis y comentarios de las décimas


1.- La Tierra y las raíces:

El apego a la tierra y las raíces son una constantes en la obra de Violeta, corresponden a la esencia y a la expresión de todo su trabajo, el rescate del folclor es, entonces, la base de su expresión creadora. La temática de las raíces la aborda:

a) Desde el plano individual, presentando sus orígenes familiares y relatando las costumbres propias de la vida de una familia de campo chilena. Esto lo podemos observar cuando relata:



Mi abuelo por parte ‘e maire
era inquilino mayor,
capataz y cuidador
poco menos que del aire;
el rico con su donaire,
lo tenía de obliga’o
caballerizo monta’o,
de viñatero y rondín,
podador en el jardín
y hortalicero forza’o.

Todo esto, señores míos,
por un cuartito de tierra
y una galleta más perra
que llevaba a sus críos;
algunos reales, ¡Dios mío!,
pa´alimentar quince humanos,
sin mencionar los hermanos
que se apegaban al pial;
Don Ricardo Sandoval
cristiano entre los cristianos.

Al verlo a primera vista
parece mi lindo abuelo
algún arcángel del cielo
gemelo de Juan Bautista;
azules sus pupilitas,
dorada su cabellera,
montado en su yegua overa
no hay niña que no lo mire,
ni vieja que no suspire
por detrasito ‘e mi abuela.

Cuenta mi madre afligida
que mi abuelito Ricardo,
era un hermoso leopardo
pa’ batallar por la vida;
fuera de noche o de día
de aquí para allá galopa;
…………………………*
en los inviernos terribles,
y en los veranos temibles
sudaba como as de copa.

Mi abuela a cargo ‘e la casa,
amamantando sus críos,
llevando el agua del río
pa’ preparar buena masa,
criando pollos de raza,
sacando miel en enero,
limpiando trigo en febrero
para venderlo en abril;
y en mayo, ¡qué perejil
cosecha junto al estero!



b) Desde un plano general, presentando los orígenes de nuestro pueblo, rescatando lo propio, lo típico del folclor chileno, con sus tradiciones y costumbres. Esto lo podemos ver cuando describe con orgullo la tierra de los mapuches:



"El Saco", el otro paseo,
de maqui dulce y jugoso,
de bellos copihues rojos,
de verde y fresco poleo.
Con gusto yo deletreo
la tierra del indio mío,
frondosos como el mañío
cuando el chileno lo estima.
Mi mama era la madrina
del "güeñe" Juancho Canío.


O cuando se va a Santiago y nombra a cada uno de los lugares más típicos de Chile y que han dado origen al folclor chileno, reflejando el profundo amor por su tierra chilena:



Un ojo dejé en Los Lagos
por un descuido casual,
el otro quedó en Parral
en un boliche de tragos; 
recuerdo que mucho estrago
de niña vio el alma mía,
miserias y alevosías
anudan mis pensamientos,
entre las aguas y el viento
me pierdo en la lejanía.

Mi brazo derecho en Buin 
quedó, señores oyentes,
el otro por San Vicente
quedó, no sé con qué fin;
mi pecho en Curacautín
lo veo en un jardincillo,
mis manos en Maitencillo
saludan en Pelequén,
mi falda en Perquilauquén
recoge unos panecillos.



Se m'enredó en San Rosendo
un pie al cruzar una esquina,
el otro en la Quiriquina
se me hunde mares adentro,
mi corazón descontento
latió con pena en Temuco,
y me ha llorado en Calbuco,
de frío por una escarcha,
voy y enderezo mi marcha 
a la cuesta 'e Chacabuco.

Mis nervios dejo en granero,
las sangr' en en San Sebastián,
y en la ciudad de Chillan
la calma me bajó a cero,
mi riñonada en Cabrero
destruye una caminata,
y en una calle de Itata
se me rompió el estrumento,
y endilgo pa' Nacimiento
una mañana de plata.

Desembarcando en Riñihue
se vio la Violeta Parra,
sin cuerdas en la guitarra
sin hojas en el colihue;
una bandá' de chirigües 
le vino a dar un concierto;
con su hermanito Roberto 
y Cochepe forman un trío 
que cant'a l' orilla 'el río
y en el vaivén de los puertos.

Qué pena tuv'en Quirihue!
¡Qué rabias en Miraflores!
¡Qué soledad en Dolores!
¡Qué malestar en Doñihue!
Angustias pase en Llanquihue,
tormentos en Lonquimay,
sorpresas tuv'en Lircay
y sobresalto en Coelemu,
pesares en Bucalemu,
sambita, sí ay ay ay.

Pase amarguras en Ñanco,
delirios en Tucapel,
hambrunas en Illapel
y pesadillas en Chanco;
qué lágrimas en Rupanco,
desvelos en Mataquito,
corazonadas y gritos,
y en el pueblo de Toltén
por un brillante de a cien
peleo con mi hermanito.

Incertidumbr' en El Quisco
me causa gran impaciencia,
suspiros en Confluencia,
cansancios en San Francisco,
lamentos en Camarico,
pesares en Longaví,
flojera en Curacaví,
nostalgias en Lagunillas,
aburrimiento en Placilla,
locuras en Tarahuín.

Misterios viví en Parral,
desdenes en Puerto Montt,
espantos en Concepción,
martirios en Chañaral,
inconveniencia en Taltal,
envidias en Pachacama,
pelambres en Atacama,
dolores en Casablanca,
engaños en Salamanca
y pesadilla en Calama.

Calumnias en Punta Arenas
y miedo en Valparaíso,
ataques en Los Carrizos,
pendencias en Yerbas Buenas,
humillación en Serena,
calamidad en Recinto,
prosperdad en Niblinto,
aplausos en Conchalí,
y en la Quebrá' del Ají
amores y vino tinto.





2.- La esperanza y la fe v/s el sufrimiento.

Violeta sufrió mucho en su vida pero siempre tuvo consuelo en la fe y no perdió la esperanza para salir adelante. Por ejemplo cuando tiene que dejar su casa y vive una precaria situación económica y su madre debe coser de día y de noche para mantener la familia, debido a que su padre se a refugiado en el alcohol, Violeta al final de esta décima, manifiesta una clara actitud de esperanza:



Me amarga la situación
¡cómo cambiarla pudiera!
pensando en la primavera
quizás la encuentre mejor.
Al ritmo de una canción 
voy ordenando la pieza;
me cruzan por la cabeza
como palomas los sueños.
Mi voluntad jura empeño
de arrear con esta pobreza.

O cuando reflexiona sobre el dolor que vive su padre por culpa del dictador, y encuentra consuelo y esperanza de justicia en su fe:



El mundo es una escalera
el que no sube, pues baja
al hoyo con la mortaja
de la maldad pendenciera.
Aquel de malas maneras,
habrá de tener castigo,
no ha de quedar al abrigo,
lo dice la Santa Biblia,
y en sus palabras auxilian 
al triste y al perseguido.



Su profunda fe se ve reflejada cuando muere su hija, lo que le produce gran sufrimiento pero a pesar de su dolor, de alguna manera su fe le da la esperanza que su pena pasará y que en algún momento quedará en la historia:

Ahora no tengo consuelo,
vivo en pecado mortal,
y amargas como la sal
mis noches son un desvelo;
es contar y no creerlo,
parece que la estoy viendo,
y más cuando estoy durmiendo
se me viene a la memoria;
ha de quedar en la historia
mi pena y mi sufrimiento.


Cuando se entera de la muerte de su hija, cuenta como ella siente que su hija fue acogida por Dios y la Virgen:



Rosita se fue a los cielos
igual que paloma blanca,
en una linda potranca
le apareció el ángel bueno,
le dijo: Dios en su seno,
niña te v'a recibir,
las llaves te traigo aquí,
entremos al Paraíso
que afuera llueve granizo,
pequeña flor de jazmín.

...

Resignación infinita
por voluntad del Señor
le quiso dar bendición,
tu eres la causa bendita,
apúrate palomita
que la Virgen del Carmelo
te ha de cuidar con desvelo,
lo mismo el ángel guardián; 
los ángeles cantarán
el canto del arroyuelo.




Y nos cuenta cómo Dios le dice a su niña que valla a consolar su madre cuando ésta se sienta afligida:



El canto del arroyuelo 
lo habrás de oír de mañana,
el coro de tus hermanas
v'a derramarse en los cielos,
de allí verás que en los suelos
marcha tu maire querida,
tu irás en su compañida
en forma de mariposa 
para cuidar l'afanosa
cuando se sient' afligida.



3.- La lucha.

La lucha es una temática que se presenta en toda la obra de Violeta, primero con el ejemplo de su madre que nunca se rindió ante la adversidad, y de alguna manera representó un modelo a seguir, modelo del que ella aprendió. Esto lo vemos claramente cuando cuenta cómo su madre cosía sin parar para mantener a su familia y Violeta la acompañaba.



Mi mama sigue cosiendo,
con esta máquina vieja
que traquetea y se queja,
con su motor cachuriento.
El candelero sebiento 
quemando tiene el cuartucho,
y en el brasero no es mucho
rescoldo el que allí blanquea.
L'aguja repiquetea
como tecla'o 'e serrucho.

Con el chonchon encendido
detrás de la maquinita,
le alumbro yo a mi mamita
la ropa que ella cosía.
El sueño me ha entristecido,
principan los cabeceos;
mi mama me da recreo,
se me ha quemado un mechón,
desparramando un olor
que me provoca mareo.

La lucha también se refleja en como Violeta trabajaba para salir adelante y de cómo no se rendía y seguía luchando al trabajar luego de la muerte de su padre:



No existe empleo ni oficio
que yo no lo haiga ensaya'o
después que mi taita ama'o 
termina su sacrifico,
no me detiene el permiso
que mi mamita negara,
de niña supe a las claras
qu'el pan bendito del día
diez bocas lo requerían
hambrientas cada mañana.

Y que iba a hacer mi mamita
con tanto pollo piando,
el mayorcito estudiando
la ciencias matemáticas;
benhaiga l'hora maldita,
me digo muy iracunda,
la aguja se desenfunda,
la máquina se zancocha,
la costurera trasnocha
como guitarra fecunda.

Nuevamente el tema de la lucha aparece cuando Violeta se separa y comienza de nuevo, sola junto a sus hijos.


A los diez años cumplí'os 
por fin se corta la güincha,
tres vueltas daba la cincha 
al pobre esqueleto mío,
y p'a salvar el sentí'o
volví a tomar la guitarra;
con fuerza Violeta Parra
y al hombro con dos chiquillos 
se fue para Maitencillo
a cortarse las amarras.